Referirse al término Solidaridad tiene algunos
significados: como valor y filosofía encaminada a la cooperación organizada,
expresada de otra manera se convierte en una actitud permanente, que nos puede
y nos debe llevar a construir una sociedad diferente, más justa y coherente,
llena de oportunidades para todas y todos. Para quienes hemos tenido el
privilegio de servir a las comunidades nos es fácil explicar y poner en
práctica la participación de mujeres y hombres en forma conciente en un proceso
de desarrollo sostenible y armónico en nuestro territorio región y país, que
nos conduce a la praxis del Buen Vivir.
En la medida que estamos inmersos dentro de las
organizaciones, conocemos el accionar. Con la suma de pequeños y medianos
esfuerzos y un trabajo disciplinado, transparente, democrático, desde las
bases, descubrimos que la “unión hace la fuerza”. Es verdad que la suma de
saberes, experiencias, acciones, dinero en cantidades pequeñas hacen un gran
volumen. Si se aporta en forma permanente y creciente, al tener que incrementar
los esfuerzos, al formular y gestionar proyectos, fortalecer el patrimonio
natural y cultural, descubrimos casi sin darnos cuenta que hemos reunido un
capital social y económico considerable.
Imbabura esta vez se hace presente para apoyar el
Bazar Navideño, organizado por el GPI y la Viceprefecta, así como el Equipo
Técnico de Apoyo y el Programa de Vinculación Comunitaria de la Asociación de
Mujeres en Ambiente y Cultura Pismacal del Cantón Esoejo, que sufrieron un
fuerte sismo en la Parroquia La Libertad. Algunas mujeres y sus familias
continúan viviendo en los albergues.
Hemos sumado esfuerzos y llegamos a Imbabura para
hablar de la solidaridad, pero con una actitud diferente. Practicamos la ayuda
mutua base de la solidaridad y también sin necesidad de crear dependencias,
hacemos inversión social y cumplimos con las organizaciones como un instrumento
colectivo.
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