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lunes, 19 de enero de 2015

Fiesta de inocentes



Hoy que escribo estas líneas aún conservo el eco de aquellas festividades populares tan arraigadas en la idiosincrasia de los hombres y mujeres de esta ciudad. Eran días de sano esparcimiento en los que afloraba la picardía de la gente y trataban de expresarse de diversas formas, una en especial: la de asumir la representatividad de un sujeto que había dado mucho que hablar en la sociedad ibarreña de antaño, que estaba en el lenguaje popular de la gente.

Ejemplo. La señorita Flor, mujer exuberante atractiva y que era el centro de atención de los ciudadanos, por qué no decir era una bella flor apetecida. Otro caso, la gringa Katy, que deambulaba la ciudad buscando almas apropiadas para la conversión religiosa al protestantismo, teniendo como su medio principal la legendaria Revista Atalaya. Esta mujer se convirtió en un personaje de la ciudad y fue objeto de la imitación por el señor Eduardo Torres, que cada año lograba representarla con fidelidad en los días de los inocentes. Este ciudadano era tan hábil en sus representaciones que logró concitar la atención de la ciudadanía a tal punto que esta esperaba con ansias la próxima representación de la fiesta de inocentes.

Esta representación se realizaba en los pasillos de las entidades públicas del centro de la ciudad: Gobernación, Alcaldía, Intendencia, Jefatura de recaudaciones de Imbabura, Banco de Fomento y la calle Simón Bolívar, que era la principal arteria vial, social, comercial y cultural… todo confluía en el Parque Pedro Moncayo. Aquí se realizaban los desfiles de personajes citadinos, que eran representados por ingeniosos ciudadanos que lograban representarlos con fidelidad.

Años más tarde, este fulgor demanda de un espacio apropiado para dar rienda suelta a la imaginación artística y el humor de la gente, razón por la cual se instaura el Coliseo Dávila, de la familia del mismo nombre, ubicado en la calle Oviedo. Teníamos que hacer largas filas para ingresar, que se extendían hasta la iglesia de la Merced. De los personajes, recuerdo con inmenso cariño a Jorge Guerròn (+), esta celebración iniciaba el 28 de diciembre y se extendía hasta los primeros días de enero.


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